
La pandemia a la que nos estamos enfrentando en los últimos meses, la incertidumbre de qué hacer o cómo afrontar esta nueva situación atípica incide en nuestro comportamiento. Nos resulta cada vez más difícil disfrutar de esos momentos a los que estábamos acostumbrados, a esas pequeñas libertades controladas que nos animaban el corazón.
Creemos oportuno hablar en estos momentos del té teniendo en cuenta aquellos aspectos que hacen que sea una bebida diferente acomodándose a nuestras necesidades a la vez que disfrutamos de sus aromas y sabores.
Con este post, comenzamos una mini-serie de tres artículos en donde reflexionamos en cómo la bebida del té nos ayuda a afrontar momentos difíciles, momentos que muchas veces hemos de afrontar solos, con amigos o en familia.
Cuando hablamos de disfrutar del té, nos referimos principalmente a tres aspectos importantes y que normalmente no se tienen en consideración … por una lado a) la salud «física» por un lado, b) la salud «emocional» por otro, y finalmente un tercer aspecto que va mucho más ligado al paladar y a la práctica que es c) la «experiencia personal» es decir, el placer que nos despiertan nuestros instintos y nos evocan aromas, sabores e incluso activan los recuerdos.
Desde la perspectiva de la salud física
Las propiedades nutricionales de los tés se encuentran presentes en todas sus variedades, no importa si se trata de un té amarillo, un té blanco, un té verde, un té azul, un té negro o un té rojo. Siempre nos referimos a la misma planta de té, a la Camellia sinensis, y por ello sus beneficios se hacen extensivos a todos los tipos de té. Sin embargo, es verdad que algunos tipos de té destacan beneficios específicos, según los componentes químicos que se potencian en su proceso de elaboración.
En general, destacamos tres componentes que existen en el té y que potencian la salud física: los polifenoles por un lado, la teína por otro y finalmente la L-teanina.
Efecto antioxidante
Posiblemente la propiedad que más beneficia del té son sus polifenoles, sobre todo las flavonoides que actúan en el cuerpo como antioxidantes potentes, combaten el envejecimiento, ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares y tienen efectos anti-inflamatorios. Las catequinas son los principales flavonoides del té. Según diferentes estudios, se trata de sustancias antioxidantes que llegan a ser más eficaces que las propias vitamina C y E.
Efecto estimulante
La cafeína presente en el té se llama teína. La teína es un alcaloide soluble en agua. Ese mismo alcaloide se encuentra en otras plantas, la más conocida es la del café en donde recibe el nombre de cafeína, pero también la encontramos en el mate, la cola, o al cacao. Farmacológicamente se clasifica como estimulante del sistema nervioso y también como diurética, acelerando la eliminación de sustancias tóxicas.
En su función de estimulante, se ha estudiado que está relacionada con la mejora del estado de alerta a la hora de realizar tareas que requieren esfuerzo y atención.
Además, la teína contribuye a disminuir la absorción de las grasas en nuestro organismo, y acelera ligeramente el metabolismo.
Para aquellos que son más sensibles a la cafeína, podemos decir que cualquier tipo de té lleva una cantidad de cafeína muy inferior al café.